Justo antes de la pandemia todos recordaréis que había mucha movilización del campo en toda España.

En todas y cada una de nuestras provincias y regiones se habían unido los agricultores para protestar por los precios abusivos que les pagaban los intermediarios.

Los agricultores en esa ocasión se quejaban de los míseros precios que recibían por sus verduras. Con la pandemia toda aquella guerra desapareció. Ahora tenemos cosas más importantes en las que pensar, en la vida de nuestra familia y amigos y en la nuestra propia.

Después de salir a la compra hoy, de hacer la cola, de colocarme guantes desinfectantes y mascarillas y armarme de paciencia, compro con el dinero que me va quedando ( cada vez menos) mientras se resuelve la parte económica de esta pandemia que ha afectado a mi casa.

Como decía salgo constatando las barbaridades de precio que estamos pagando por las cosas. Así que aprovechando que se está empezando ligeramente a liberar nuestra mente del miedo y del foco del virus, quiero llamar la atención a todos vosotros acerca una etiqueta.

La etiqueta de la foto. Es una etiqueta cualquiera que corresponde a cualquier supermercado de cualquiera de nuestras ciudades. Quiero que miréis detenidamente la etiqueta. He tapado el nombre de la marca que comercializa en este caso 100 gramos de rúcula. Lo que importa no es la marca, ni el peso, y estoy segura que 2,09 € no nos impacta en nuestra cabeza cuando cogemos la bolsa si nos apetece ponerle rúcula la ensalada…

Pero tenemos que aprender a mirar de otra manera. Tenemos que abrir los ojos más a todo lo que nos rodea. ¿Qué es lo que estamos haciendo?

¿Qué es lo que estamos consintiendo?

Ya no solo con la pandemia, con el miedo que nos infunden, con los muertos, con la manera de gestionar las cosas, con cómo nos comportamos con nuestro prójimo… no solo por eso, para vivir también hace falta comer.

Y en la comida es lo que quiero llamar la atención. Quizá como decía, no os llame la atención cuando cogéis la bolsa de rúcula, pero miremos bien. El precio del kilo de rúcula.

20,50 €.

¡Os dais cuenta? ¡Solo son 100 gramos de rúcula! Sólo un puñado de pequeñas hierbas, que si te descuidas se te estropean en la nevera (porque las has olvidado poner), sabéis lo que vale el kilo de entrecot? 19€.. ¿Sabéis lo que vale una onza de plata?? ¡15€!

A lo mejor estáis «escatimando» ( por ahorrar por lo que pueda venir) y estáis comprando pechuga de pollo por no querer gastar y no nos estamos dando cuenta de cómo nos están cobrando la lechuga,la rúcula, las acelgas, las verduras en general… yo os lo digo.

A precio dee metal precioso…¡ que digo! más cara la rúcula que la plata!

¿Nos estamos dando cuenta? ¿Estamos haciendo algo? ¿Estamos protestando? ¿Quién se queda con todo ese dinero? el dinero que va de los centimos a los 20 € Kilo? ¿Nos estamos equivocando en este tipo de vida? ¿Es hora de que aprendamos algo? O…¿todo esto no habrá servido de nada?

Es momento de pensar como queremos vivir el resto de nuestra vida, de cómo vamos a influir en nuestro entorno, qué vamos a hacer, tenemos que dejar de mirar para otro lado, tenemos que incidir en las cosas que nos pasan para poder cambiarlas, vacunas malas gestiones, virus asesinos, robo en la comida, escasez de trabajo, impuestos… ¿nos vamos a quedar parados? ¿Estamos aprendiendo algo?

Cuanto menos nos debería indignar y hacernos reflexionar.

Después deberíamos pasar a la acción. Cada uno en nuestra parcela de influencia. Por que si no…esto va a petar y no vamos a saber por dónde.